Hubo un tiempo en que hablar de los nacionalistas
santiagueños era hablar del Dr. Mario Aristides Corvalan. Fama tal vez
potenciada por su condición de médico cirujano prestigioso y conocido por todos. A lo que se le sumaba su
carácter extrovertido, amable y cordial.
Para ser justos tenemos que decir que al recordar su nombre
se nos viene también a la memoria otras figuras ilustres y descollantes en el
nacionalismo de nuestra provincia en esa época, como las de Digno Cejas y Juan Manuel Aragón (el Ingeniero); integrantes todos ellos de una pequeña pero muy
activa agrupación política que durante la década de los años 80 levantó bien en
lo alto las viejas banderas del nacionalismo argentino. Nos referimos a la legendaria agrupación ARENA (Acción Republicana Nacionalista) fundada
en el año 1981, en pleno Proceso de Reorganización Nacional, y conocida porque
en aquellos años duros no dudo en hacer oír su voz crítica a la desastrosa
gestión de los militares liberales en el gobierno.
Con el advenimiento de la democracia, el Dr. Corvalan entendió
que ya no bastaba con la crítica fundada y el testimonio patriótico sino que el
nacionalismo debía dotarse de una herramienta jurídica-política que le
permitiera participar de las contiendas electorales en las que se jugaba el
destino de la Patria. Fue así que en el año 1987 se incorporó al recién fundado
Movimiento Nacionalista Constitucional (M.N.C.).
Más adelante, ya en los 90, Mario Corvalan se relacionó con
los seguidores del Cnel Mohamed Ali Seineldin, que habían conformado un
movimiento político con miras a defender los valores y los principios
fundamentales que hacen a nuestra identidad nacional.
Por esos años también se dedicó a escribir una gran cantidad
de artículos, los cuales en su mayoría se publicaron en el periódico Patria
Argentina. Sus temas favoritos fueron la denuncia de los factores y organizaciones que
componen el gobierno mundial, oculto detrás de bambalinas. Así denunciaba la colusión
de intereses entre los imperialismos liberal-capitalista y marxista; el
accionar siniestro de la masonería y el poder de la oligarquía financiera
mundial. Algún día alguien debería publicar una compilación de aquellos
enjundiosos artículos.
Sobre el final de su vida, Mario Corvalan pudo editar un
pequeño opúsculo al respecto titulado “Los males de nuestro tiempo”; a cuyo
acto de presentación asistimos y allí pudimos constatar que el camarada doctor seguía
manteniendo los mismos ideales de siempre y su palabra tan lucida y fogosa como
en los viejos tiempos.
Una anécdota queremos contar sobre nuestro camarada que lo
pinta por entero. Poco antes de morir los miembros del Circulo Nacionalista de
Santiago lo invitamos a un acto por el Día de la Soberanía, al que gustoso
aceptó concurrir. También invitamos al mismo al Dr. Ramón Bernardo Herrera,
quien supo ser presidente del Movimiento Nacionalista Constitucional y con
quien en el año 1989 el Dr Mario Corvalan tuvo un fuerte enfrentamiento político
que terminó con el alejamiento del Dr Herrera de dicho partido. Sabíamos todos
que desde entonces ambos no tenían relación alguna. Pues bien, antes de
comenzar el acto se hizo presente Herrera, y momentos después llegó el Dr
Corvalan. Todos nos preguntábamos cuál sería su actitud. Grata fue la sorpresa
cuando lo vimos enfilar sin dudar hasta donde estaba Herrera y saludarlo profusa
y cálidamente. Todo el acto estuvieron juntos y luego se quedaron charlando
largamente como dos viejos amigos.
Así era don Mario Aristides Corvalan, un hombre bueno, sin
odios y sin rencores, al que jamás lo oímos decir barbaridades de otra persona,
siempre dispuesto a conciliar y a darle una mano al prójimo, con esa humanidad tan
característica de los médicos de antaño. Fallecio en su ciudad natal el 17 de junio. Que Dios lo tenga en su Gloria.
Allá, en la Casa del Padre, seguramente seguirá hablando de
la reconquista de la Patria terrena con sus camaradas que lo acompañaron en sus
luchas juveniles.
Edgardo Atilio Moreno