Otra vuelta de tuerca al endeudamiento perpetuo
Una de las constantes en el discurso
nacionalista, junto con la impugnación al Sistema o Régimen de Dominación que
puso al Estado nacional al servicio del interés extranjero, es el rechazo a la
práctica de la Usura y la consiguiente denuncia de aquello a lo que –con total
acierto- el Papa Pio XI dio en llamar el Imperialismo Internacional del Dinero.
El sometimiento de nuestra patria al
capitalismo financiero internacional, por medio del endeudamiento externo, ha
sido siempre una de las principales preocupaciones de los pensadores y
escritores nacionalistas, quienes no se cansaron de advertir que una nación no
puede ser de verdad libre y soberana si se encuentra atada a la voluntad de sus
acreedores externos, y que la permanencia de dicha situación constituye a la
larga un peligro real para la misma viabilidad de la nación.
En efecto, el pago de una deuda
externa descomunal y con intereses usurarios, tiene efectos devastadores sobre
la economía nacional. Tarde o temprano los gobiernos que se encadenan al
préstamo externo tienen que llevar adelante las medidas y los planes de ajuste
fiscal que los acreedores les imponen; y esto casi inevitablemente conduce a
crisis o estallidos sociales de diversa magnitud, pero que a medida que aumenta
el deterioro socio-económico se tornan cada vez más peligrosos; sobre todo en
un país como el nuestro en el que sus Fuerzas Armadas y de Seguridad se
encuentran debilitadas al extremo.
Un ejemplo de lo que estamos diciendo
lo vimos en el año 2008, cuando estalló la famosa crisis del campo, durante el
gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner. En esa ocasión –como se sabe- los productores
agropecuarios llevaron adelante una firme y encarnizada lucha en contra del intento gubernamental por
aumentar las retenciones a las exportaciones. En ese contexto y viendo que el proyecto
fracasaba, el propio Nestor Kirchner tuvo que admitir que si no se
aumentaban las retenciones no habría como pagar las obligaciones externas. De modo
pues que –como vemos- detrás de cada crisis económica y social está siempre el
problema de la deuda externa.
Y podríamos seguir dando ejemplos de
cómo la actividad productiva esta lamentablemente supeditada a lo financiero en
el marco de una economía desordenada; pero con lo dicho basta para poder
afirmar -sin temor a exagerar- que quien no entiende que nuestra realidad
económica está absolutamente condicionada por el pago de la deuda externa, no
entiende nada. O lo que es peor, entiende pero se hace el distraído.
Este largo introito viene a cuento
pues queremos decir dos palabras sobre el reciente acuerdo que el gobierno de
Alberto Fernandez firmó con los acreedores de los bonos que el ex presidente Mauricio
Macri emitió antes de cerrar su desastrosa gestión; y así también sobre los
comentarios que al respecto hizo Guillermo Moreno, el ex funcionario
kirchnerista que gusta proclamarse “nacional
y popular”, quien salió a decir por diversos medios de comunicación, que estaba
de acuerdo con dicho arreglo y que sobre ese tema “no tenía ninguna objeción”.
Respecto a lo primero, hacemos
nuestras las palabras del licenciado Hector Giuliano que calificó al arreglo
como “una nueva rendición financiera”
ante los usureros.
En efecto, este especialista en la
cuestión, en una entrevista realizada por AM 770, Radio Canal Abierto*,
explicó que: “En toda
renegociación de deuda, en caso de cesación de pagos como la Argentina, cuentan
tres variables: primero, la quita que se pide como deudor para que te condonen
y baje el monto; segundo, el plazo, es decir, cuánto tiempo te dan de respiro
para que cumplas con las obligaciones; y tercero, la tasa de interés”. En
relación al primer punto, dice Giuliano: “en
materia de quita sobre el capital nominal, que es el valor sobre el que se
pidió el préstamo original, el Gobierno declinó pedirles quita a los
acreedores… Y estamos hablando de fondos buitre que compraron la deuda
argentina a un 30% y ahora piden el 100%. Es decir que reconocerles el valor
nominal de los títulos ya implica una ganancia de más de tres veces lo que
invirtieron”. Con respecto al
plazo, continua diciendo: “tanto el
presidente Fernández como el ministro Guzmán reiteraron que Argentina no podía
pagar ni capital ni intereses hasta noviembre del 2023. Eso fue rechazado de
plano por los acreedores en las sucesivas ofertas. Ahora se acordó que
Argentina empieza a pagar en enero de 2021. Ahora estamos en agosto, así que
tenemos que empezar a pagar en condiciones cuyos detalles aún no se conocen,
después de un año que va a terminar en condiciones económicas y fiscales muy
malas. Porque las medidas tomadas con la cuarentena implican un paro en la
economía que ha provocado una recesión extraordinaria… Esto hace que el déficit
fiscal se esté disparando al demonio. ¿Y cómo se va a cubrir? Con más
endeudamiento”. Y por último, sobre las tasas de interés dice Giuliano: “Argentina hoy está pagando una tasa de
interés que, según el rendimiento, va entre el 7 y el 11% anual en dólares. Es
la tasa de interés más alta del mundo. Ningún país paga tanto… Es una tasa de
interés creciente que empieza con menos del 1% pero que rápidamente va
creciendo y se estabiliza en 5% de interés anual... Hoy en día, las tasas
internacionales están entre el 0 y el 1%. El Tesoro de los Estados Unidos, como
referencia, coloca bonos a 30 años que rinden el 0,25% anual. La Unión Europea,
que está tratando de salvar países endeudados como España o Italia les va a
prestar como forma accesible tasas que a lo sumo llegarían al 1%. Y Argentina,
que está en cesación de pagos, no puede pagar ni el capital ni puede arañar el
pago de los intereses porque se los están capitalizando está aceptando con este
acuerdo tasas del 5%, o sea 5 veces mayores que el mercado internacional”.
Como se ve, el
acuerdo es una verdadera traición a los intereses nacionales y una nueva
claudicación ante el poder financiero internacional que busca no solo succionar
nuestras riquezas sino mantenernos atados a la lógica del endeudamiento
perpetuo. Es decir que se pague la deuda con más deuda, o sea que paguemos para
volvernos a endeudar, así sucesivamente, y siempre pagando solo los intereses
de un capital que cada vez es crece más. Por ese camino la esclavitud y la
miseria del pueblo argentino son inevitables.
Pues bien, este y no otro es el análisis
que se espera de un nacionalista, nada que ver con las expresiones del arriba
aludido ex funcionario kirchnerista que salió a respaldar el allanamiento total
a las pretensiones de los usureros.
Por supuesto que esos dichos, en boca
de quienes de una forma u otra apoyaron a un gobierno que fue un “pagador serial” de la deuda, como dijo
Cristina Kirchner; no nos hubieran llamado la atención si no fuera que,
lamentablemente, algunos pocos –muy pocos por suerte- sedicentes nacionalistas
adhieren al personaje de marras y a su regiminoso “nacionalismo de inclusión”.
Frente a tal confusión y escamoteo de la verdad, a los nacionalistas no nos queda otra que seguir esclareciendo sobre las consecuencias nefastas que la cultura del endeudamiento perpetuo acarrea a nuestra patria. No podemos dejar de volver una y otra vez sobre este tema ya que no hay solución posible para la crisis económica argentina –ni medidas paliativas que la resuelvan- si no tomamos el toro por las astas y rompemos el círculo vicioso del endeudamiento perpetuo que el Poder Mundial nos ha impuesto para someternos y arruinarnos.
*https://canalabierto.com.ar/2020/08/05/estamos-ante-una-nueva-rendicion-financiera/