La impostura es una de las
características más notables del kirchnerismo. El impostor engaña con una
verdad aparente y simula ser lo que en realidad no es.
En eso justamente consiste la
política de los Kirchner; en fingir que defienden causas que en verdad no les
interesan en si mismas sino en cuanto les sirven para obtener y conservar
poder.
Una de sus imposturas favoritas
es la defensa de lo “nacional”, lo cual debería incluir obviamente la
conservación de los recursos naturales con los que cuenta el país.
Sin embargo, eh aquí que en estos
últimos días, las manifestaciones en contra de la explotación de los
yacimientos de Famatina, pusieron en el tapete esta cuestión, y dejaron en
evidencia que el descomunal saqueo de nuestros minerales, llevado a cabo por
empresas multinacionales, cuenta con la complicidad y la anuencia del gobierno.
En realidad este es un problema
que viene de tiempo atrás. Ya el menemismo, con la reforma de la Constitución y el
traspaso de la propiedad del subsuelo a las provincias, le allanó el camino a
las empresas mineras y petroleras para que comenzaran a operar en nuestro país
en detrimento de nuestros intereses.
El kirchnerismo -cómplice por
entonces-, una vez a cargo del Ejecutivo nacional continúo en la misma senda
otorgándole beneficios impositivos insólitos y ventajas inadmisibles a las
multinacionales depredadoras.
Tanto menemistas como kircheneristas se
olvidaron que la
Constitución del año 49 establecía que los minerales, el
petróleo, el gas, y demás fuentes de energía, eran propiedad inalienable e
imprescriptible de la
Nación. Este “olvido” en común no es un dato menor, es la
prueba que deja al descubierto una fundamental coincidencia entre ambos
“modelos” económicos.
Es por ello que el gobierno
recurrió a la clásica política del tero. Es decir imitó a esta picara ave que
chilla en un lugar en donde no tiene sus huevos y simula defender un nido
inexistente para confundir a sus enemigos.
En efecto, ante el problema real
y urgente del saqueo de nuestras riquezas mineras, la presidente lanzó una
cortina de humo: la supuesta defensa de nuestros derechos en Malvinas y la
publicación del Informe Rattenbach.
Este gobierno, que terminó de
desmantelar nuestra Fuerzas Armadas, pretende ahora hacernos creer que tiene
algún propósito real de recuperar nuestra soberanía en las islas usurpadas por
Inglaterra.
Nadie que tenga un mínimo de
conocimiento de cómo funciona el mundo puede creer que una potencia
imperialista va a ceder gratuitamente algo valioso a un país débil como el
nuestro. En política nadie negocia con los débiles. Cualquier reclamo de
soberanía sin una fuerza que nos respalde, sin un poder militar minimamente
respetable, carece de efectos; y proviniendo de quienes hacen de la entrega de
nuestro patrimonio una política de estado, no es mas que pura retórica e
hipocresía.
Por otro lado la supuesta
“malvinizacion” que algunos creen ver a raíz de la eclosión del tema, es todo
lo contrario.
Justamente ¿Qué sentido tiene
exhumar el Informe Rattenbach, sino el de fomentar un complejo de inferioridad
frente a la pérfida Albion? ¿No es acaso eso una forma sutil pero muy eficaz de
desmalvinizar? ¿No responde ello a las órdenes de los imperialistas de condenar
a quienes –bien o mal- se atrevieron a hacer algo concreto para recuperar
nuestras islas?
El informe Rattembach, que ya fue
ampliamente difundido durante el gobierno del finado Alfonsin, fue por entonces
una de las herramientas que utilizó ese nefasto presidente para desmalvinizar
al pueblo argentino. Este documento elaborado por un militar liberal y masón esta plagado de chismes de
cuartel y de información que -mas allá de su valor técnico- lo que pretende
hacer es poner en el tapete los errores y las miserias, para esconder todo el
heroísmo, el sacrificio, la abnegación y la nobleza que demostraron nuestros
héroes en la batalla aun inconclusa por recuperar lo nuestro.
En ese sentido el Informe es
perfectamente funcional a los intereses del enemigo imperialista y viene como
anillo al dedo a la política antimilitar del gobierno.
El discurso que hizo Cristina
Fernandez Kirchner, anunciando su publicación no deja lugar a dudas sobre ello. Sus palabras fueron un total
repudio a la operación del 2 de abril. Al mejor estilo del canalla de Alfonsin,
que llamó “carro atmosférico” a aquel hecho glorioso, sentenció que “ningún
acto de la dictadura podía ser revalorizado ni relegitimado”. Como si para
defender a la Patria
fuera condición necesaria antes haber sido consagrado por el sufragio
universal.
Del mismo modo, y sin temor a
dejar de lado su devoción por lo “popular”, descalificó con desden el masivo
apoyo del pueblo a dicha gesta; queriendo borrar la realidad histórica de que la Argentina en aquellas
jornadas se encontró a si misma y
recuperó su vocación nacional.
En definitiva, sus dichos no
fueron más que declamaciones estériles. En ellos no hay nada que implique una
medida eficaz en defensa de nuestros
derechos; y por supuesto nada que roce siquiera los intereses económicos y
financieros de los piratas.
De modo pues que doña Cristina
Wilhelm de Kirchner, al igual que todos aquellos que se aprovechan de esta
democracia nacida de la derrota de Malvinas, no tiene ninguna voluntad real de
recuperar nuestras islas. No hace ella más que cumplir a rajatabla con lo
impuesto por los vencedores de aquella contienda. Es decir continuar con el
proceso de desmalvinizacion y denostar la gesta del dos de abril para que nunca
más nos atrevamos a reclamar con hechos concretos lo que nos pertenece como
nación.
Nosotros en tanto, como lo
venimos haciendo desde siempre, seguiremos diciendo: Argentinos, cada día debe
ser un dos de abril, cada día la
Patria nos convoca, cada día amanece pidiendo reconquista.
Dr. Edgardo
Atilio Moreno
*Publicado en revista Milo N°
6, marzo del 2012
Y lo que sigue con el actual gobierno no es nada diferente, el desmantelamiento de nuestras fuerzas armadas y erradicar de nuestros corazones cualquier sentir nacional será la prioridad para la elite sionista en nuestra nación. Debemos unirnos y organizarnos necesitamos recuperar el sur argentino esa debe ser nuestra meta a mediano y largo plazo.
ResponderEliminarAsi es, estimado Sergio, totalmente de acuerdo.El indigenismo y los sionistas tienen avanzados sus planes para arrebatarnos la Patagonia
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