martes, 20 de agosto de 2019

De la crisis nacional a las urnas, y viceversa

La paliza electoral que recibió el presidente Mauricio Macri en las pasadas elecciones del 11 de agosto acelera la inevitable catástrofe que se cierne sobre nuestra Patria.

Su gobierno fue sin lugar a dudas el más cipayo e inepto que tuvo la Argentina desde el advenimiento de la democracia en 1983. Este infame galardón bien merecido no es poca cosa habida cuenta que todos los gobiernos de la partidocracia argentina revisten esa calidad. Había que poner mucho esmero para superar a un Carlos Saul Menem o a un De La Rua, por ejemplo, y Macri lo hizo.

En efecto, este hombre no fue en realidad un presidente si no un mero gerente administrativo de la oligarquía financiera internacional en nuestro país; y como un típico político del Sistema de Dominación imperante, lo único que hizo es gobernar en contra de los intereses nacionales y del bien común.

Durante su gestión, se cumplió a rajatabla con toda la agenda del Poder Mundial para la Argentina. En el orden cultural, se llevaron adelante todas las exigencias del imperialismo demográfico, planificado por la plutocracia internacional: se promovió el aborto, la ideología de género, la homosexualidad desde la niñez, la anticoncepción, etc., etc. Mientras que en el orden económico se profundizó el desmantelamiento del aparato productivo del país, la transferencia de nuestros riquezas naturales al exterior, el endeudamiento externo adquirió dimensiones descomunales y se facilitó la fuga cataclismica de capitales con la especulación financiera.

No pretendemos hacer aquí un racconto exhaustivo de la obra de este perfecto cipayo pero vale la pena recordar, por ejemplo, que desde que inició su gobierno llevó adelante una política de endeudamiento, ajuste y entrega. Asumió prometiendo que, luego de arreglar con los fondos buitres y de levantar el cepo cambiario, nos llegaría una lluvia de inversiones y lo único que llegó fue el crecimiento del déficit fiscal, el derrumbe industrial y la bicicleta financiera.

A mediados del 2017 tuvo el descaro de enviar once toneladas de oro (462 millones de dólares) de las reservas del Banco Central a Londres, con el pretexto de obtener un mejor rendimiento de las mismas, a sabiendas de que los piratas que usurpan nuestras islas, ante cualquier evento o crisis se negaran a devolverlo, tal como están haciendo con los 1200 millones de dólares en oro que el gobierno venezolano tenia depositados allí.

Su política de gobernar con deuda llevó al país al colapso económico y al borde de la quiebra. Y recientemente, ante una inminente caída en default salió nuevamente a pedir más “ayuda” a la usura internacional, y así contrajo una deuda con el F.M.I. de 57 mil millones de dólares que una vez más volcó en el mercado a bajo precio –con la excusa de parar la suba del dólar- para que los especuladores financieros los compren y luego los cambien ganando sumas extraordinarias.

En definitiva este hombre fue un verdadero desastre para los argentinos; por eso no es de extrañar su contundente derrota electoral frente a la banda delincuencial del kirchnerismo resucitado.

Pero además también hay que decir que como empleado de la Plutocracia mundial tampoco supo ser muy eficiente, en tanto y en cuanto no pudo cumplir con todo lo que se le exigió en lo relativo al ajuste de nuestra economía. Es por eso que hoy ha perdido el apoyo de sus mandantes y estos han elegido ya a quien tendrá la misión de reemplazarlo, para continuar la obra y para que la libra de carne de los usureros esté asegurada.

En vista de ese recambio gerencial es que la multi-procesada ex presidente Cristina Fernandez tuvo a bien cantar la palinodia, retractándose públicamente por el acuerdo con Iran, diciendo que todo fue un error y que no tuvo en cuenta los grandes intereses geopolíticos en juego. En otras palabras, le dijo al Poder Mundial: “perdónenme, no lo volveré a hacer, déjenme volver”.  Y por si eso fuera poco, para mayor garantía lo puso como candidato a presidente a su ex detractor Alberto Fernandez, un hombre absolutamente confiable para el stablishment.

Por supuesto que nada de todo esto nos sorprende en lo más mínimo. Los nacionalistas venimos diciendo hace rato que el macrismo y el kirchnerismo son dos caras de la misma moneda; pues ambos obedecen puntualmente a la oligarquía financiera internacional que nos mantiene degradados, empobrecidos y sometidos. No en vano esa supuesta oposición regiminosa aprobó todas y cada una de las leyes que el macrismo presentó al Congreso. Esto es así ya que más allá de sus diferentes estilos y matices, cada uno de ellos representa a una de las pinzas con que nos atenaza el Poder Mundial y ambos responden a la dialéctica para giles que aplica este Sistema o Régimen de Dominación, que maneja simultánea o sucesivamente tanto a las fuerzas políticas de izquierda como a las de derecha, al oficialismo gobernante y a la oposición, al marxismo y al capitalismo, al progresismo y al neoliberalismo, etc.

De modo pues que quien quiera que sea que asuma el gobierno el 11 de diciembre el escenario será el mismo. Se cumplirá a rajatabla con las exigencias de la usura internacional y habremos dado un paso más hacia nuestra desaparición como nación.

Habrá que ver ahora de qué modo se atraviesa una transición por demás peligrosa, y si la situación no se descontrola y el pueblo termina saliendo a la calle como en la crisis del 2001, pidiendo que se vayan todos. Si esto llegara a suceder la pregunta es ¿estará el nacionalismo organizado como para influir en los acontecimientos de modo tal de que todo se encamine a una solución verdadera y a la recuperación de nuestra soberanía? Lamentablemente tenemos que reconocer que lo más probable es que no. Sin embargo, si Dios nos ayuda, tal vez todavía tengamos alguna oportunidad. Al parecer nuestro mensaje es cada vez más aceptado por los argentinos; tal vez entonces el nacionalismo pueda convertirse de una vez por todas en un Movimiento político con cuadros y dirigentes capaces de actuar en la arena política. Esperemos que así sea y actuemos en consecuencia. El destino de la patria y la continuidad histórica de nuestra nación así lo exigen.

                                                                                        Edgardo Atilio Moreno

1 comentario:

  1. Excelente análisis del Camarada Edgardo Moreno. Esto aún más nos debe comprometer a los Nacionalistas a dejar de lado nuestras mezquindades y trabajar por la UNIÓN EN UN MOVIMIENTO NACIONAL Y PATRIOTICO

    ResponderEliminar